Factores de riesgo de la demencia

El riesgo de padecer una Demencia se incrementa con la edad. A partir de los 65 años el riesgo se irá incrementando hasta que, en torno a los 85 años, la incidencia llega a ser la más alta, acercándose a que una de cada tres personas puedan llegar a padecerla.

Este alto impacto está asociado al propio proceso de envejecimiento y su asociación multifactorial entre genética, patologías crónicas, estilo de vida, incidencias agudas que pueden operar como desencadenantes del proceso.

De todo lo anterior cabe destacar la trascendencia de poner en marcha todos aquellos aspectos preventivos y protectores de salud de modo temprano.

Porque cuando se realiza el diagnóstico ya sabemos que la enfermedad estaba gestándose desde varios años antes.

Prevención de la demencia

La sumatoria de todas las pequeñas lesiones que se producen a nivel cerebral va dando lugar a los primero síntomas de deterioro cognitivo insidioso, primero muy sutil y leve, tan leve que puede no diagnosticarse.

Es lo que se ha dado en denominar la “fase preclínica”. Según la Sociedad Española de Neurología más del 50% de los casos de Alzheimer que aún son leves estarían sin diagnosticar.

Asimismo la Alzheimer´s Desease International plantea que, en los países desarrollados, entre el 20% y el 50% de las personas afectadas por una Demencia no estarían diagnosticadas.

Es por tanto determinante asumir la importancia que tiene toda la prevención de factores de riesgo determinantes como el control de la Hipertensión Arterial, la Diabetes Mellitus, las Arritmias así como el control de enfermedades que pueden ejercer un impacto inflamatorio a nivel neurológico y evitar hábitos tóxicos, la obesidad y el sedentarismo.

Hay evidencia científica de que hábitos de vida saludables conjuntamente a un envejecimiento activo donde la actividad física, intelectual, la vida social así como el cuidado y tratamiento de las patologías crónicas favorece una mayor esperanza de vida pero sobre todo con mejor calidad por más tiempo y las

actividades de estimulación cognitiva, física y funcional, también tiene un lugar destacado para ayudar a conseguirlo.

Bibliografía:

  • Sociedad Española de Neurología
  • Fundación Pascual Maragal
  • www.clinicamayo.org

Autor: Silvia Lores Torres (Dirección Médica Valdeluz)